lunes, 16 de febrero de 2009

El curioso caso

Curioso es que me haya tomado tanto tiempo para volver a hablar del estado de mi alma o de aquello inquieta a la misma... ¿verdad? Una amiga de la vida contaba que, en su caso, dejaba de escribir cuando estaba muy bien, muy tranquila y volvía el desahogo con las letras en los momentos de mayor ansiedad y/o angustia. No es mi caso, así que no sé por qué lo cuento. Lo importante es que siempre vuelvo.

Parece que la vida a veces se tiñe de color de rosas, otras veces de colores, otras veces sólo de tonos grises. Parece que estuve pasando un tiempo de algunas cosas nuevas que trajeron al intervalo de tiempo de ausencia, pero lo bueno es que todo lo nuevo ha estado siendo mejor. Presente perfecto continuo. Esperemos que siga así en el futuro.
Podría decirse que en el tiempo que pasa entre un hecho y otro pueden interferir infinitas situaciones que hacen que una persona cambie radicalmente. Sería como medir la separación entre un punto y el otro, habiendo infinitos puntos en el medio... imposible contarlos, porque son infinitos, pero al fin y al cabo, unen un extremo con el otro, ¿o no? A veces pienso que las cosas que son imposibles de procesar por nuestro pequeño sistema nervioso, no tendrían que tenerse en cuenta, por más lógica matemática que tengan (y que me encanta que la tengan), pero cuando lo pienso por segunda vez, caigo en la cuenta de que así sería difícil de explicar mis creencias religiosas, los conjuntos infinitos y la hermosa teoría cuántica y entonces dejo de pensarlo. ¿A qué venía todo esto? ¡Ah! Sí, al tema de los infinitos puntos entre un punto y otro, o, como venía la mano, los infinitos sucesos entre un hecho y otro. La verdad es que gracias a Dios y no a la matemática que esto sucede, así me dan la posibilidad de cambiar...
En fin, esta entrada no tiene mucho de estético, ni poético, ni bello, ni nuevo, ni innovador, quizás un poco de re-conocimiento de mi persona, que nunca está del todo clara, pero bueno. Le hago caso al inconciente, o lo que sea y escribo... suelto emociones y ¡vaya si los lectores imaginarios tengan ganas de interpretarme!
Amaranta.

martes, 10 de febrero de 2009

Diálogo triángulo

-¡Amarantaaaa!

-¿Qué pasa?

-¿Qué hacés ahí?

-¿Dónde?

-¿Qué hacés ahí adentro?

-¡No entiendo de qué hablás!

-Hablo del triángulo ese, ¿qué estás haciendo ahí metida?

-Bueno... no me metí queriendo, ¡fue sin querer!

-Pero... ¿no te das cuenta que te va a hacer mal?

-¿Decís?

-Y sí, Amaranta... tendrías que empezar por separar dos lados y luego quitarlos. Al menos, así, vas a tener un solo lado con dos extremos. La idea es que finalmente te quedes con un solo vértice.

-Sí, claro. ¡Esa es mi idea también!

-Y, entonces, ¿por qué no lo hacés?

-Porque no es tan fácil. Verás, mi triángulo es isósceles. Los dos vértices de abajo me sirven de base, el lado que los une, es el que me permite estar parada. Y el vértice que queda... es el que quiero alcanzar finalmente, pero está muy alto y no llego. Ya probé trepándomee por los otros dos lados pero son muy largos y empinados, termino cayendo a cualquiera de los dos vértices de abajo. No sé bien como hacerlo.

-Y, me parece que lo mejor va a ser que transformes tu triángulo en uno equilátero... de esa manera, tu vértice no va a estar tan alto y una vez que lo alcances, podrás desarmar el triángulo y quedarte con ese vértice que tanto querés.

-¡Esa es una solución ideal! Pero le encuentro una falla...

-¿Cuál?

-Que transformar mi triángulo en equilátero, no depende sólo de mí.

-¿Qué querés decir con eso?

-Quiero decir que para transformar mi triángulo en equilátero, necesito que mi vértice se proponga bajar...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Hasta que vuelvas...


"...si caemos en el mar,
el amor nos va a rescatar,
esperaré para partir...
hasta que vuelvas a mí.
Dame el sol... tengo sed,
dame un día que vivir...
dame luz!
Hasta que...
hasta que vuelvas a mí!"

Si no te encuentro, te inventaré!

Proyecto Verona.

martes, 3 de febrero de 2009

Vacando por ahí...

"...porque si movemos las cabezas, llegamos ya tostados y ponemos buen sonido...


Vacionar en Pinamar fue más causalidad que otra cosa. Empezando por el hecho de que fue todo improvisto y organizado (bien organizado) en quince días. Todo salió redondo, como se dice en la lengua popular y hasta con "bonus track". The Golden Hotel (no, señor lector, no es un telo), medio pelo pero limpio, se la re bancó, especialmente Peter con su buena onda y nariz metida en todos los asuntos. Al fin y al cabo, estábamos a nada más que 4 cuadras de la playa y unas 10 del centro, desayunábamos mediaslunas y nos guardaban hasta el alcohol en la heladera. ¡Genial! El tiempo se portó y mi compañera, ni hablar. Si de carcajadas se trata, me la pasé riendo con Marisol, fueron más confesiones de verano que otra cosa, lo que hizo más entretenida la estadía. Salimos de día, de noche, bailoteamos, fuimos a la playa, paseamos, caminamos muchísimo, comimos lo que quisimos (me empaché, para variar) y lo más importante: ¡dormimooooos! Conocimos gente, gente macanuda, gente "mala-ondita", Dani y Rami en la calle (rubiaaa!), a los chicos de Merlo en el hotel (computinos, computinos!), nos hicimos socias de "El Pampero" para la fruta, del otro super para el yogurt. ¡Eso sí que es vida social!
Como no podía ser de otra manera, mis vacas en Pina tuvieron un final feliz. Despedida en la habitación nº 1 (con esperanza de reencuentro) y bajé como 4 kg. de peso! Mejor... ¡imposible!

Gracias a todos los que hicieron estas vacaciones posibles, ¡ja! Y gracias a mí por esta oportunidad de ser así de feliz =) Felicitaciones, Amaranta, de a poco podés!


...acá si parecemos todos lindos, acá el verano es divertido..."
¿Y que tal si venimos todos a Pinamar? =)