creer en Dios es una opción genial, un regalo que sólo al mismísimo dios se le hubiera podido ocurrir concedernos. sólo a dios se le ocurre ser tan humilde para dejarnos pensar que seremos capaces de ponerle nombre a todo, sólo a dios se le ocurre vivir en la sutileza, convertir los milagros en imperceptibles acontecimientos, disfrazarse de sonrisa, sólo a dios se le ocurriría dejarnos creer que fuimos expulsados del paraíso...
dios mío, no me obligues a creer lo que digan,
yo sé que existes porque amanece.
ale sanz